Si tan solo estuvieras cerca para poder hablarte, para poder contarte lo que me pasa y lo que siento en mi corazón, si tan solo estuvieras junto a mi para prestarme tu hombro, para tal vez llorar, y si pudiera escuchar tus palabras de aliento y consuelo, si tan solo pudiéramos hablar en la distancia, y si el cosmos transmitiera nuestros mensajes, te diría lo mucho que estoy sufriendo, lo mucho que necesito de un consejo tuyo, de un abrazo, de ti.
Amigo mío, ángel de mi guarda, consuelo a la hora de mis desconsuelos, consejo sincero y desinteresado, apoyo en el momento de desfallecer, si supieras por lo que estoy pasando, estoy segura que sufrirías conmigo, estoy segura que llorarías conmigo y que junto a mi atravesarías esta dura etapa que me toca vivir.
La vida muchas veces no es justa con ninguno de nosotros, pero se que son etapas que tenemos que enfrentar para cumplir con la misión que se nos ha impuesto desde antes de nuestra creación, pero que duras son las pruebas que tengo que atravesar, y más duras aún porque no estás junto a mi para poder ayudarme a sopesar mi carga.
Se que cuento contigo sin importar que tan lejos nos lleve la vida o que tanto tiempo nos tome, pero la verdad es que me siento más sola que nunca, la soledad que hay en mi alma es infinita, necesito verte, hablarte, sentirte cerca, saber de ti para poder sentirme un poco mejor; pero como en éste momento es imposible, espero que nuestras almas se conecten en un momento de meditación en el cual estemos solo los dos, sintiendo la energía del otro y ayudándonos a calmar nuestros impulsos.
Mi ser, mi complemento, mi guardián, ya una vez estuviste a mi lado cuando te necesité y lograste sacarme de esa profunda obscuridad, ese mundo tan gris en el que viví, donde ni mi propia vida importaba, pues nada era relevante para mí, ya una vez fuiste mi salvador, ya una vez secaste mis lágrimas y me diste tu consejo, ya una vez lograste despejar mi mente y me enseñaste que nada es tan fuerte como nuestra voluntad, que nada es tan poderoso como el poder de Dios y que por más golpes que me de la vida siempre podré levantarme y seguir mi camino, pero en éste momento no sabes cuanto necesito oír esas palabras saliendo de tu boca, recordándome la esencia de la vida, recordándome que siempre podré ser feliz.
Como duele que aquellos a quienes quieres y que realmente te quieren, tu verdadera familia, no estén a tu lado, saberlos lejos es una gran tristeza, pero saber que están bien es una alegría y una felicidad saber que siempre estarán para ti.
Te recuerdo con tanto cariño porque eres uno de los pocos con quien realmente puedo contar, en quien realmente puedo confiar, y quien no me da la espalda de una manera tan cruel como muchos otros lo han hecho, si supieras que en éste momento confío en dos o tres personas fuera de ti, y si supieras que mi única compañía es Dios, porque es el único que no me abandona nunca, te sentarías a llorar conmigo.
Como te extraño, como necesito de ti, en la hora de mis tristezas siempre estuviste para mi, en la hora de mis alegrías siempre estuviste conmigo, y en la hora de mis derrotas siempre me levantaste, realmente te extraño, no veo la hora de volver a verte, de estar cerca de ti y poder compartir contigo lo que llevo en mi alma.
En éste momento quisiera escapar para siempre de todo lo que me rodea pero se que escapar es de cobardes así que prefiero enfrentar la vida de frente, darle la cara, y si me abofetea, si me tira al suelo y si me pisotea, no importará porque sé que a mi lado estarás tu para darme ánimos, para impulsarme una vez más, para apoyarme y ayudarme a derrotarla.
Hay personas muy cercanas que me hacen sentir como lo peor que les ha podido pasar, y eso en realidad duele, eso logra bajarte la moral demasiado, eso hace que quieras abandonar la batalla, siento que no encajo en éste mundo, siento que no es mi lugar.
Que ironía, la vida te pone “supuestamente” en el lugar en que mejor te desempeñarás para lograr tus objetivos, pero a tu lado te pone a personas que te hacen sentir una escoria, ¿cómo podré lograr cumplir con la misión que Dios me ha encomendado si ni siquiera mi sangre me da su apoyo?, ¿Qué pretende la vida que haga con lo que me está tocando vivir?, mi vida se llena de muchos qué y cómos en éste momento, preguntas a las cuales no encuentro respuesta, y la pregunta suprema, la que en algún momento todo el mundo se ha llegado a hacer, la pregunta más difícil de contestar ¿Qué he hecho para merecer esto que me está pasando, que no me deja encontrar mi objetivo y que me aparta cada vez más de la felicidad?, realmente en éste momento estoy por convencerme que solamente soy un estorbo para el mundo, pero se que existen personas que me extrañarán a pesar de cualquier cosa que pueda suceder.
Ay, como duelen el alma y el corazón, duelen tanto que ni las lágrimas ni el tiempo lograrán cerrar esas heridas, y eso que se supone que el tiempo ayuda a cicatrizar las lesiones y las lágrimas limpian las llagas para que no se infecten. Éste dolor es tan fuerte que nada podrá borrarlo, lo único que puede hacerlo más llevadero es el “olvido”, pero falta mucho tiempo para que eso pueda darse, falta que mi alma logre trascender de tal manera que cualquier insulto le parezca una alabanza.
En éste momento ni el chiste más gracioso puede hacerme reír, en éste momento lo único posible es llorar, pero he decidido detenerme, hacer un alto en el camino, reflexionar un poco y darme cuenta que mi vida siempre ha estado llena de dolor y lágrimas así que a partir de ésta fecha no volveré a llorar, mis ojos olvidarán lo que representa derramar una lágrima, mi corazón intentará no sentir dolor, mi alma intentará blindarse contra cualquier ataque, pero estará abierta para cualquier muestra de cariño, de sincero amor.
Ya he derramado la última lágrima que pudo haber quedado en mí, ya no hay más llanto, mis ojos ven más claro mi mente está más calmada, mi alma más pacífica y mi corazón aunque golpeado, pisoteado, humillado, y demás, está menos adolorido.
Dicen que siempre existirán dos tipos de corazones, los rotos, remendados, con cicatrices y los corazones sanos, limpios, en perfecto estado, los primeros son los corazones que más valor tienen, mientras que los segundos son los más miserables y a los que realmente hay que compadecer.
Aprendí, luego de tantos golpes y raspones en el camino, que los corazones remendados pertenecen a aquellos que han entregado un pedacito de éstos a los seres que aman, a sus amigos, a su familia, sin importar que no se los regresen jamás. Aprendí que cuando regalas un pedacito de tu corazón, y esa persona a quien se lo regalaste te devuelve un pedacito del suyo, nunca encajará perfectamente en el agujero que dejaste cuando arrancaste el tuyo, pero que vale la pena porque sabes que esa persona siempre estará a tu lado, siempre llevará algo de ti y siempre llevarás algo de él (ella).
Luego de aprenderlo he decidido regalar un trozo de mi corazón a mis verdaderos amigos, y desde entonces he sido un poco más feliz aunque en ocasiones queden los agujeros de aquellos quienes toman tu regalo y lo desechan por no “quebrantar” su corazón, no importa, mi corazón estará lleno de cicatrices, golpes, raspones, llagas, agujeros, y demás, pero me queda el consuelo de que conmigo tengo un trozo del tuyo, que siempre estará conmigo sin importar nada.
Mis lágrimas ya no saldrán de mis ojos y evitaré el dolor, pero siempre estaré dispuesta a seguir ofreciendo mi corazón, la verdad espero que en mi camino existan personas que, como tú, ayuden a que mi autoestima se levante, se recupere y me hagan ser feliz.
Por lo pronto solo debo seguir adelante.