domingo, 12 de diciembre de 2010

Cerrando Ciclos

En la vida siempre existen ciclos que debemos cerrar para poder continuar con nuestras vidas, heridas que deben cicatrizar, recuerdos que hay que guardar, viejos amigos que hay que recordar y momentos que necesitamos olvidar.

Ya ha pasado largo tiempo desde el día en que decidí que mi vida cambiaría, cambiando con ella de entorno, de amigos, y mi forma de ser, fue entonces cuando todo comenzó a marchar de una mejor manera, pero siempre había algo por hacer, algo que mi corazón no podría reparar fácilmente, una herida que no cicatrizaría de un momento a otro.

Mi mente se enfocó en sobresalir, pero el corazón aún no lograba olvidar, nunca cerré ese ciclo, nunca di paso al perdón hasta hoy. Luego de ocho años desde lo sucedido, he logrado borrar los malos recuerdos y el odio que opacaba mi alma y que la tenía atada al pasado, al fantasma del ayer ha desaparecido.

He liberado mi pensamiento, mis sentimientos, he dejado de cargar con el peso del rencor, por fin logré cerrar el ciclo que por tantos años dejé abierto y la cerradura de esa puerta ahora tiene el candado puesto, los fantasmas ya no existen, mi mirada es más clara, y la herida ya no sangra; por fin un nuevo ciclo ha comenzado de la mejor manera posible, encontrando nuevos amigos en el camino, teniendo nuevas aventuras, superando obstáculos más grandes y aprendiendo a ser mejor.

El viento ha borrado el recuerdo de aquel pasado tan doloroso así como las olas del mar borran los pasos de un caminante en la arena, y lo que por mucho tiempo creí que era pasado mientras era mi presente, hoy verdaderamente es un capítulo olvidado, que se va con el viento, permitiéndome hablar con los actores involucrados como si nada hubiese pasado.

La vida es maravillosa cuando se aprende a olvidar, a perdonar, cuando tu mente vuela tan alto como tu imaginación lo permita, cuando tu espíritu está en completa armonía con el universo, cuando arrojas la llave de esa puerta que cerraste al mar del olvido.

Reflexionando sobre lo sucedido aprendí a sonreír, poco a poco aprendí a caminar aceptando las derrotas, aprendí a escuchar, a ser uno con el mundo y conmigo misma, con quien realmente soy, descubriendo mi verdadera esencia, aceptando la ayuda desinteresada y el consejo de un buen amigo.



Hoy, tal vez me equivoque en muchas de mis elecciones, tal vez tropiece por el afán de terminar la carrera, y puede ser que tampoco encuentre esa mirada transparente y sincera que complemente mi presente, pero sé que luego de lo aprendido y superado, ya podré cerrar los ciclos que se avecinen cuando se haga necesario comenzar a escribir una nueva página en el libro de la vida.




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