martes, 23 de agosto de 2011

Cumpleaños.

Hoy es un día bastante peculiar, digamos que es un poco extraño de describir.

Ayer me acosté pensando qué cambiaría con la llegada de éste día y la respuesta tal vez se demoró en llegar, mientras dormía no ocurrió gran cosa, todo fue como de costumbre, y la rutina diaria estaba a punto de comenzar de nuevo.

Desperté y como todos los días me duché, me arreglé, cepillé mis dientes, desayuné, hice mi cama y la maleta con mis libros, no necesariamente en ese orden. Realmente hasta entonces no había cambiado nada, la luz del día brillaba, y como siempre eran las seis de la mañana, estaba en mi cuarto, en el mismo lugar dónde habito hace ya tantos años, con las mismas ganas de empezar el día y con el mismo objetivo en la mente.

En principio no presté mucha atención a lo que representa un cumpleaños, a fin de cuentas es un día más en el calendario y pasa sin mucho afán para aquellos que no te conocen y aún también para aquellos que te conocen, es como dice el diccionario, el "Aniversario del nacimiento de una persona". Sí, es una conmemoración por decirlo de alguna manera, para algunos es el recuerdo de lo "viejo" que se está o algo por el estilo, más sabiduría, etc., etc., etc., lo importante es saber qué lo hace diferente para mí.

El momento de las felicitaciones llegó y realmente las recibí con mucho agrado, jamás imaginé que tantas personas se tomaran la molestia de felicitarme, ya sea porque alguien les recordó o simplemente porque en verdad tienen presente ésta fecha; aún así fue muy grato recibir esas palabras tan llenas de buenos deseos, la sonrisa de los amigos, sea o no verdadera pues realmente nunca se llega a estar seguros de cuál es una sonrisa sincera, los abrazos, los pequeños detalles, las cosas que te hacen sonreír.

Aún así mi día estaba un poco incompleto, al llegar a casa y por una ya común costumbre, encendí mi computador, inicié la sesión de una de las redes sociales y desde entonces he leído varios mensajes que hacen énfasis al acontecimiento presente en mi vida, debo reconocer que algunos mensajes me sorprendieron bastante, pues jamás esperé recibirlos, y otros tantos desprendieron de mi rostro varias sonrisas, a algunos tal vez ya les agradecí por el mensaje, a otros tal vez aún no, pero con éste escrito espero hacerlo.

Mi día realmente fue bueno, sonreí bastante, eso implica que mi alma está un poco más sana, pues hay quienes dicen que la medicina del alma es una sonrisa, y después de mucho me dieron ganas de volver a escribir, algo que ya tenía por hábito pero que últimamente dejé olvidado en algún rincón de mi memoria.

Sé que al principio dije que éste día es bastante peculiar, pero aún no he explicado por qué. Digamos que la razón no radica en el hecho de recibir detalles, mensajes, abrazos, etc., aunque creo que ya quedó por manifiesto que me agradó bastante, el motivo realmente se debe a que en tantos años nunca me di tiempo para reflexionar a ciencia cierta en todo lo que había sucedido en el pasado, tantos años y tal vez muy pocas veces pensé el por qué de muchas de las cosas que me han sucedido.

Hoy particularmente me detuve a pensar que si bien han habido obstáculos en el camino, la satisfacción de vencerlos ha sido grande, que si muchas veces he perdido cosas, han sido muchas más las que he ganado, que la vida no se trata de los bienes materiales que tengamos, sino de lo maravilloso que luce el mundo cuando te quitas esa venda de los ojos, de la cantidad de amigos, de verdaderos amigos que puedas tener, la vida se trata de sonreír, de ayudar en lo más posible a quienes te rodean, de agradecer por todo lo que se te da, de soñar, de vivir, de cantar, de bailar, de apreciar los pequeños detalles que la vida te ofrece, de saber reconocer que el vuelo de la mariposa es majestuoso, que el canto de un ave no tiene comparación, la vida se trata de mirar atrás y aún después de tantas cosas sucedidas sean buenas o malas, tener la capacidad de reír. 

Eso ha hecho que éste cumpleaños marque la diferencia en mi vida, tal vez ya maduré y dejé atrás las pataletas de niño chiquito cuando no tiene lo que quiere, y empecé a reconocer que en la vida hay más de 1000 razones por las cuales vale la pena seguir adelante.

A mi familia, amigos, compañeros, conocidos, en fin, a todos aquellos que hoy me regalaron una bonita palabra de aliento, una felicitación o una sonrisa, les doy gracias por sus palabras y por hacer parte del libro de mi vida.


M. J. Montero