Hoy se va otra etapa de la vida, un año más llega a su fin, año en el cual logré aprender muchas cosas al lado de personas tan maravillosas como tú, y lo mejor de esta etapa fue que conocí a un verdadero amigo, un amigo incondicional que estaba presente en cualquier triunfo y cualquier derrota a pesar de la distancia.
Los momentos más especiales de la vida, los recuerdos de tantas risas, tantos consejos, esas palabras de aliento, esa inmensa y muy grata amistad que demostraste tener para mí a pesar del corto tiempo de conocernos, son instantes de la vida que se convierten en inolvidables, todas esas cosas son las que hacen imprescindible la verdadera amistad.
Los grandes pensadores tuvieron grandes profesores, pero muy pocos tuvieron la dicha de conocer a grandes maestros y casi ninguno fue tan afortunado de encontrar en su maestro a un amigo. Yo encontré en mi maestro no sólo a un amigo, encontré también un confidente, un apoyo incondicional que me dió una palabra de aliento en los momentos que más necesité de él.
La vida es un regalo de Dios, es el destino el que te lleva de la mano, y el que logra que en el futuro seamos tan afortunados de tener un amigo y yo le agradezco al destino el haberme llevado a encontrarte amigo mío.
Y tal como dice Demetrio De Fallera, “Los amigos verdaderos son los que vienen a compartir nuestra felicidad cuando se les ruega y nuestra desgracia sin ser llamados”, así que debo darte las gracias por estar a mi lado sin importar lo lejos que estemos y lo diferentes que lleguemos a ser.
Dios Te Bendiga
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