jueves, 16 de diciembre de 2010

Un deseo de navidad

Llega la navidad, tiempo de reflexión, de compartir con los amigos y la familia, para perdonar y olvidar los malos momentos.





 
Llega la navidad y todos estamos atentos a buscar el árbol perfecto para reunirnos alrededor suyo, buscamos también los adornos y que los colores combinen con la decoración, ha llegado el momento más esperado del año, los más pequeños escriben sus cartas al niño Dios o a Santa Clauss pidiendo diferentes regalos, la armonía comienza a reinar en los hogares, las madres y las abuelas comienzan a hacer las compras para la cena de navidad, mientras los padres y los abuelos buscan leña para hacer la tradicional fogata.

Todo es paz y armonía en el hogar, mientras hay tantos niños que solo piden que se les conceda la oportunidad de llevarse un pedazo de comida a la boca y llegar a vivir un nuevo día, ellos no tienen la fogata, la cena, el árbol, la decoración, ni si quiera tienen una cama caliente en dónde pasar la noche.

Hay otros tantos que en ésta época, y por los diferentes cambios climáticos, tampoco pueden pasar una dulce navidad, pues sus viviendas se inundaron o se derrumbaron, porque han perdido todo, solo se tienen a ellos mismos, y en muchos casos, ni si quiera tienen con quien compartir pues en medio de los desastres también perdieron a sus familias y amigos.

Es triste saber que mientras muchos de nosotros tenemos el árbol, la decoración, la cena, la fogata y los regalos, hay otros tantos que no tienen la misma fortuna.

Navidad, señora vestida de verde y rojo, que pinta las calles de blanco, eres una temparada para compartir con los demás, para congregarnos a recordar un magno acontecimiento del pasado, del presente y del futuro, debes saber que hay muchos otros que están lejos de sus familias, porque están buscando conseguir un futuro mejor para ellas, están solos, recordando a sus padres, a sus hermanos, tíos, abuelos, primos, sobrinos, en fin, a todos con quienes quisieran estar, están recordando lo bella que se veía su ciudad llena de luces de colores, de adornos espectaculares que anuncian las fiestas, las tradiciones que llevaban con sus familias, y la felicidad que viene contigo, para ellos es tristeza, mientras solo desean un abrazo.


Nuevamente el árbol está armado, las luces parpadean, los niños ríen, la gente canta, y yo sigo pensando que muchos otros no tienen la misma fortuna que yo. Mamá ya tiene todo listo para cocinar y junto con la abuela ya están preparando los manjares de la noche tan esperada, el abuelo ya armó la fogata, mientras papá acondiciona el lugar para la fiesta y busca la música que va a sonar. Poco a poco comienza a llegar el resto de la familia, los primos y los tíos, los padrinos, los amigos, en fin, todos los invitados.

Ya comienza a sonar la música, los niños ya quieren abrir los regalos, la mesa ya está puesta y el reloj ya casi marca las doce y yo aún sigo pensando en aquellos que están solos, de pronto se escuchan los gritos de los vecinos anunciando la llegada del niño Dios, por fin es navidad, todos comienzan a abrazase y la familia da inicio al festejo mientras los niños abren sus regalos.

La sonrisa de los pequeños es muy dulce, sin tardar, rompen el papel, abren las cajas y comienzan a jugar con los presentes que les ha traído la navidad, ya cansados y mientras los mayores bailan y celebran, los niños se van a dormir, la alegría continúa, pero muy dentro de mi ser, se encuentra alojada la nostalgia por lo que puedan estar viviendo los demás.

Navidad, el único deseo que tengo que pedir en ésta noche es que en cualquier lugar del mundo, y a cualquier persona del mundo le regales un abrazo y una muy bonita noche, y que nadie se sienta solo.

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