sábado, 3 de septiembre de 2011

De las cosas de política que hay que pensar.


De las cosas de política que hay que pensar.
Un acercamiento a la "compleja" mentalidad de elección colombiana.
Por: Mary J. Montero



Actualmente Colombia está atravesando una época de elecciones, pero no presidenciales, sino aquellas en que se elije al representante de cada municipio, ciudad, pueblo, región, etc., se supone que entonces, los integrantes de cada una de las comunidades ya mencionadas debe escoger a aquel candidato que tenga las mejores propuestas y que sean afines lógicamente, al crecimiento no solo propio como integrante de una sociedad, sino de la sociedad en general.

Pero entonces me planteo el siguiente cuestionamiento: "Si se supone que se elige a una persona por sus ideas, ¿no debería llevarse acabo únicamente la exposición y explicación de las mismas en vez de comprar al pueblo con un plato de comida o unos cuantos ladrillos para construir una casa?". Tomando como base el anterior planteamiento, yo creería que  la sociedad colombiana aún no tiene claro qué es lo que se quiere, y aún peor, que los supuestos "dirigentes" no están haciendo nada para que esto cambie, sino que están contribuyendo a que la sociedad siga sin poseer el conocimiento.

Hace pocos días, un par tal vez escuché a uno de mis maestros en la universidad decir que normalmente en Colombia se aplica un refrán que dice "pan y circo para el pueblo" y me quedé meditándola durante algunos segundos, si bien él no hacía referencia al entorno político en que nos encontramos, la frase es acertada para explicar qué es lo que está pasando a nuestro alrededor.

Voy a explicar los dos factores más resaltables dicha frase:

Pan: Resulta que en una sociedad como la nuestra, donde los ricos suelen ser cada vez más ricos sin explicación aparente (aunque realmente la mayoría radica en negocios fuera de lo legalmente establecido) y los pobres tienden a ser más pobres (porque se ven afectados por la anterior situación), el pueblo tiende a pasar lo que comúnmente se conoce como "hambre", y dado que la riqueza está concentrada en un sector muy reducido de dicha población, son más aquellos que tienen la necesidad de alimento que la posibilidad de conocimiento, y eso que se supone, según estadísticas, que el PIB de Colombia está en unos $288.000 millones de dólares al año, lo que significa, que en promedio una persona debería tener $11'392.000 pesos colombianos al año. Ahora la pregunta que surge es ¿dónde está ese dinero? Como no se sabe la respuesta a dicha pregunta, los dirigentes se aprovechan de esas estadísticas para suplir las necesidades básicas de una sociedad aunque sea durante una o dos horas en las que se convence a la gente que si eligen a "este o aquel" candidato tendrán asegurado el sustento de sus familias, y dado que la sociedad tiene hambre y no conocimientos, la mayor parte de la población vota por aquel que les de de comer.

Circo: En cuanto a este aspecto se refiere, si las personas no tienen qué comer, mucho menos tendrán el capital suficiente como para acceder a ciertos espectáculos de ámbito cultural como los conciertos, y si un candidato es capaz de ofrecerle al pueblo la posibilidad de observar casi de cerca el espectáculo de una de las "estrellas" de Colombia sin cobrar por el ingreso, el pueblo no dudará en acercarse a dichas aglomeraciones de gente. El espectáculo distrae al pueblo, un ejemplo de esto, es que la sociedad colombiana prestó mucha más atención al hecho que el "Bolillo" le pegara a una mujer a que las bolsas de valores mundiales se estaban desplomando. Conclusión, entre más distracciones le monte usted al pueblo, éste más ingenuamente está de su lado señor candidato.

Realmente me da un poco de tristeza saber que mi sociedad está tan perdida en el mundo del desconocimiento y la desinformación, pero sí, más inmersa en el mundo de la pobreza, al punto de ser capaces de vender hasta su alma por un poco de comida y algo de diversión.

En ésta época de elecciones, invito a todos aquellos posibles votantes, a que no se dejen llevar por la cantidad de cosas que nos dé inmediatamente un candidato, sino por la calidad y capacidad de acción de sus ideas, y finalmente, si usted quiere participe de los placeres pasajeros que le ofrece el candidato, pero recuerde que en la urna de votación es usted quien decide por quién votar y dado que el voto es secreto, nadie sabrá a quién finalmente eligió.

Como diría Pirry, use su inteligencia, pero en este caso no la vial, sino la racional.