Nuevamente tus ojos están mojados, cuéntame ¿qué te pasa?, ¿acaso otra vez te han roto el corazón?, ¿quién es el culpable de tu llanto? Por favor no te quedes callada, el silencio no te hace bien, soy tu amigo, puedes confiar en mi.
Está bien, si no quieres hablar ahora lo comprenderé, pero muéstrame una sonrisa, no me gusta verte llorar, me duele verte sufrir. Vamos sonríe un poco, no olvides que la vida nos puede golpear en lo que más nos duele, pero piensa que en algún momento tu podrás ganarle la batalla, no te dejes derrotar, Dios tiene algo muy bueno reservado para ti, pero aún no ha llegado el momento de recibirlo, te aseguro que apenas llegue ese día serás la persona más feliz del mundo.
Eso está mejor, tu sonrisa me encanta. Sabes, alguna vez escuché que la sonrisa es como un bálsamo para el alma y que ayuda a curar las heridas. Ríe, se feliz, no te preocupes por lo que puedan decir los demás, ahora solo piensa en ti, éste momento es tuyo.
Veo que ya estás un poco más calmada, que las lágrimas que opacaban tus ojos se han marchado, que una sonrisa ilumina tu rostro, y eso me encanta. Hace unos días, un viejo amigo me dijo "si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonada", él tenía razón pues nada es tan amargo como para que el azúcar no lo pueda endulzar.
Yo no soy azúcar, solamente soy un amigo, pero un amigo que te quiere, que no te quiere ver sufrir, y que te puede comprar un chocolate para que alivie tu dolor, para endulzar tu día.
Logré hacerte reír, y eso hace que me sienta muy feliz, pero cuando quieras hablar de lo que sucedió, estaré dispuesto a escucharte sin interrumpir, a llorar contigo si quieres llorar, a reír contigo si quieres reír, y darte una palabra de aliento así no la quieras escuchar.
Con cariño, tu ángel guardián.