El director de la orquesta entró en el recinto, mientras todos los instrumentos se preparaban para seguir las indicaciones del maestro, cada uno listo para dar lo mejor de si, todo estaba perfectamente sincronizado, no había pie para errores, y ninguno se daría por vencido sin dar la batalla.
Compás de 3/4 caballeros, un vals, para aquellos amantes que quieren bailar al ritmo del corazón, ya todos están preparados para dar inicio a ésta dulce melodía, cuando la batuta dé la orden, que la magia cobre vida.
Señores, sí, ustedes, los de los trajes de cuerdas, cuando sus arcos den inicio a la tonada, las voces de las más bellas musas deben percibirse en cada nota; ustedes los artistas del viento, deben procurar que las letras de amor que aquellos poetas quisieron plasmar en total armonía lleguen con suave mano a acariciar el alma de aquellos que quieren amar, mientras que los señores de mayor carácter, los de las voces fuertes, estarán encargados de hacer que los corazones de los oyentes sean uno solo y latan al ritmo de su canto, que está dado por el latir del de aquel romántico que compuso para nosotros ésta exquisita balada.
Uno, dos, tres.... la música empieza a sonar, los violines tocan en acorde perfecto con el silbido del viento, los arcos suben y bajan al mismo tiempo, un espectáculo maravilloso; el director de la orquesta marca lentamente el compás, y el resto de los instrumentos, callados, aguardan su momento. La indicación ha llegado, los clarinetes y sus colegas dan inicio a su labor y poco a poco se van compenetrando con la melodía ya establecida, de pronto, el director ordena la participación de los tambores, el estruendo del bombo marca el latir del corazón y los timbales resaltan los momentos de mayor intensidad musical, la misma intensidad con que se escribió la obra.
Las almas de los amantes empiezan a despertar, la suave melodía les regresa el aliento, la sinfonía perfecta, el ambiente perfecto, la luna y las estrellas, las luciérnagas como luces parpadeantes, todo parecía el preludio de una obra teatral ensayada con anticipación; la música no está sola, la danza le acompaña, la mirada de los participantes ya no es ausente, ahora se tienen unos a otros, y la ilusión de un espejo se proyecta ante ellos, cada movimiento tiene una repetición, cada mirada un complemento, un él para ella y el amor hechizando los sentidos.
Ni el mejor de los magos, podría hipnotizar a aquellos románticos bailarines para danzar con la música en la piel junto con su amad@, pues a lo único que obedecen sus cuerpos es a la máxima expresión humana, al ritmo del amor.
Es cuando la música se detiene, el director dió la orden de silencio, pero los bailarines siguen allí, danzando, depronto se escucha una voz tenue diciendo "señores, nuestro trabajo está hecho, ahora el amor está tocando para ellos, ésta es nuestra partida", todos se retiran sin que alguien se percate de su ausencia y la obra termina allí, con unos locos románticos, embriagados por el amor, sedados por un embrujo, pero finalmente unos locos lo bastante cuerdos para reconocerse el uno en el otro y saberse uno.
Ni el mejor de los magos, podría hipnotizar a aquellos románticos bailarines para danzar con la música en la piel junto con su amad@, pues a lo único que obedecen sus cuerpos es a la máxima expresión humana, al ritmo del amor.
Es cuando la música se detiene, el director dió la orden de silencio, pero los bailarines siguen allí, danzando, depronto se escucha una voz tenue diciendo "señores, nuestro trabajo está hecho, ahora el amor está tocando para ellos, ésta es nuestra partida", todos se retiran sin que alguien se percate de su ausencia y la obra termina allí, con unos locos románticos, embriagados por el amor, sedados por un embrujo, pero finalmente unos locos lo bastante cuerdos para reconocerse el uno en el otro y saberse uno.
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