Y la vida corre tan rápido, al mismo ritmo del reloj, que no me he percatado de las muchas cosas que he dejado de hacer hasta hoy, y por lo mismo quisiera regresar y volver a empezar, pero sé que no es posible, pues el tiempo es efímero, y no existen las máquinas del tiempo.
Lo que sé que podría hacer es aprovechar de aquí en adelante lo que se presente, vivir la vida al máximo, vivir como si fuera el último de mis días, pero siempre pensando en el mañana, sin dejarme derrotar, sin parar frente a un obstáculo, viviendo con libertad pero sin libertinaje.
Querid@ amig@, estas palabras salen de lo más profundo del alma, de los rincones más ocultos de la mente, de lo que muchos no ven porque no son capaces de develar los secretos de una persona, éstas palabras salen del corazón.
Cuando estabamos hablando, sabías que algo rondaba mi mente y que las cosas estaban cambiando; pues es un hecho querid@, la vida me está cambiando a ritmo acelerado, a pasos agigantados, a tal punto de haber descubierto en mi cosas que jamás había llegado a pensar, a sentir, a decir.
Apenas ayer me veía iniciando un camino desconocido, una etapa en la cuál tendría que enfrentarme a mil cambios, a gente nueva día con día, y hoy veo que esa etapa está llegando a su final, que luego de 5 años de estar caminando, atravezando obstáculos, callendo y volviendo a levantarme tantas veces fuese necesario, la vida me cambia y me hace ver cosas nuevas, sentir cosas nuevas, tener la necesidad de encontrar alguien con quién compartir una parte especial de mi vida, de querer salir corriendo muchas veces y no por cobardía sino por dejar de lado la monotonía.
Quisiera cambiar tantas cosas, pero lo que realmente temo es que haya dejado pasar la oportunidad de ver a ese alguien especial, de haber permanecido tanto tiempo metida en una cuadrícula que no me permitía ver más allá del entorno universitario, me da miedo descubrir que he hecho sufrir a alguien aunque inconcientemente, pues no me he permitido verle con el corazón, sino que he esperado a que la vida me despierte de un golpe con la mentalidad de cambio, apertura, con sentimentalismos a los cuales jamás presté atención.
Y ahora, es momento de tomar decisiones de cambio, caminando con calma pero dandome la posibilidad de ver no solo lo que cubre la cuadrícula, sino rompiendo las barreras y dejando que mis ojos miren el brillo de la luz del sol, que mis oídos escuchen el canto de las aves, que mis manos sientan la textura de los árboles, y que mi corazón encuentre lo que le falta.
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