El tiempo pasa y con forme las agujas del reloj dan sus interminables vueltas de 360° las personas van cambiando; permitiendo que se conozca de ellas su verdadero ser, o una realidad fingida.
Tiempo, solo se necesita de él para aprender a conocer a quien tenemos en frente, aunque muchas veces nos muestre máscaras que oculten su verdad, máscaras creadas para aparentar o para proteger, pero ¿quién si no el tiempo es capaz de romper con todas aquellas caretas que ocultan la esencia de las personas? ¿Qué mentira es tan grande cómo para que el tiempo no sea capaz de develarla?.
Cada persona tiene su verdad pero muchas veces muestra una mentira a quienes conviene mentir, y la mentira va creciendo o cambiando dependiendo del sujeto a quien se quiera engañar, pero lamentablemente para unos, y afortunadamente para otros, las cosas no son perpetuas, y la verdad nunca es fácil de ocultar.
¿Cuántas vueltas diste reloj llevándote contigo el rastro de aquella fachada que algunos quisieron mostrar? ¿Cuántas vueltas diste antes que lograse ver quienes son realmente aquellos que tengo al lado? ¿Dónde quedó el disfraz que por mucho tiempo utilizó el mentiros@ aquel mirándome a los ojos mientras mentía irónicamente? La máscara que por mucho tiempo utilizó por fin calló al suelo, se destruyó ante mis ojos y la percepción que tenía de esa persona ya no es la misma, no puedo decir que le odio porque no está en mí odiar, pero tampoco puedo decir que tolero que quiera seguir mintiéndome en la cara aún sabiendo que su careta ya no está.
Tiempo, mientras las agujas del reloj sigan correteándose una tras otra, mientras traigas contigo el día o la noche, y mientras la verdad no se vuelva una mentira, dile a aquel extraño que ya no finja, pues éste ciego ya puede ver.